La osteopatía craneal se basa en el reconocimiento de un movimiento microscópico que se manifiesta en todas partes del cuerpo, en cada célula y su aplicación especialmente a la zona de la cabeza.
Se sustenta en varios años de estudio de la estructura y de observaciones clínicas realizadas por William Garner Sutherland. Desde el principio del siglo XX, el Dr. Sutherland descubre, desarrolla y enseña la osteopatía craneal siguiendo los principios desarrollados por el Dr. Still, fundador de la osteopatía.
Los dos polos, el cráneo y el sacro forman una unidad con las membranas de tensión recíproca (duramadre). En esta unidad, el líquido cerebroespinal pulsa rítmicamente. Este ritmo se transmite a todo el cuerpo e influye en su desarrollo y funcionamiento. El Dr. Sutherland encontró que detrás de este movimiento rítmico del líquido cefalorraquídeo, hay una gran fuerza que lo inicia. Llamó esta fuerza el “aliento de la vida” – la “chispa de vida” que inicia el sistema.
Este aliento de vida se expresa en todo el cuerpo y está directamente relacionado con la respiración pulmonar (respiración secundaria) y respiración de los tejidos del sistema nervioso central que regula todas las funciones corporales. Por eso el Dr. Sutherland enseñó a sus estudiantes a trabajar con el poder interno del sistema viviente en lugar de aplicar fuerzas externas.
En la osteopatía craneosacral, la personalidad de cada paciente se considera sin juicio y con mucha atención. El practicante craneosacral ayuda al paciente en su camino de auto-sanación y autorregulación, apoya la salud y fortalece los recursos para que los cambios positivos puedan tener lugar en la persona.
La osteopatía craneal es particularmente interesante en la medida que es muy suave, muy eficaz y totalmente segura. El enfoque craneal es una especificidad de la osteopatía que le permite obtener excelentes resultados. Este enfoque permite tratar muchos problemas que las técnicas osteopáticas tradicionales no resuelven, especialmente en niños pequeños.