Etimológicamente, la palabra Fisioterapia procede de dos palabras griegas: physis (naturaleza) y therapeia (tratamiento). Es decir, Fisioterapia significaría “Tratamiento por la Naturaleza”, o “Tratamiento mediante medios físicos”.
La OMS (1968) la describe como “el arte y la ciencia del tratamiento mediante el ejercicio terapéutico, calor, frío, luz, agua, masaje y electricidad”. Además, la Fisioterapia incluye la ejecución de pruebas eléctricas y manuales para determinar el grado de afectación de la inervación y fuerza muscular, pruebas para determinar las capacidades funcionales o la amplitud del movimiento articular y medidas de la capacidad vital, así como ayudas diagnósticas para el control de la evolución.
La Confederación Mundial por la Fisioterapia (WCPT) la define como “el conjunto de métodos, actuaciones y técnicas que, mediante la aplicación de medios físicos curan, previenen y adaptan a personas afectadas de disfunciones somáticas y orgánicas o a las que se desea mantener un nivel adecuado de salud”.
Por lo tanto, se podría decir que la fisioterapia es el arte y la ciencia del tratamiento físico, es decir, el conjunto de técnicas que mediante la aplicación de agentes físicos ayudan a curar, prevenir, recuperar y readaptar el paciente si éste es susceptible de nuestra ayuda.